Tras unas semanas de reposo después de nuestro viaje a Hellfest 2014 es momento ya de publicar una crónica escrita sobre lo que pudimos ver y disfrutar durante cuatro días en uno de los festivales de Heavy Metal del mundo. Os recuerdo que la semana siguiente al festival estuvimos largo rato comentándolo en el programa, que podéis encontrar en este enlace.
Digo que Hellfest se ha convertido ya en uno de los primeros festivales del mundo sin miedo a exagerar. Tanto por el volumen de bandas participantes, por la extrema calidad de las bandas principales y por el elevadísimo número de asistentes que año tras año superan todos los records de asistencia. Este año la organización ha marcado un nuevo record de 150.000 asistentes (personas que han pasado a lo largo de los tres días que duró el festival). Gente, muchísima gente, que pueden hacer que el festival se enfrente al handicap de la incomodidad. Algo contra lo que es imposible luchar. Cuanto más crece Hellfest más bandas de primer lugar lideran los carteles y miles de personas acuden a un espacio que, pese a ser muy grande, acaba haciéndose irremediablemente pequeño.
Indiscutiblemente los cabezas de cartel, Iron Maiden, Aerosmith y Black Sabbath ya eran de por si atractivos como para plantearnos nuestra asistencia por tercer año al festival francés. Pero también muchas bandas de las denominadas "menores" pero igualmente interesantes suponían una ventaja considerable respecto a otros festivales. Al final los carteles mandan y este año para mi este era el más importante.
Día 1. Jueves 19 de junio
Largo viaje desde Bilbao (punto de salida de nuestra expedición) hasta Nantes. El festival se celebra en Clisson pero es imposible encontrar alojamiento en el pequeño pueblo, de forma que como ha sido habitual en los años anteriores centramos nuestra base de operaciones a las afueras de Nantes. Unos 40 kilómetros de distancia que se hacen pesados todos los días, pero al menos nos garantizamos el poder descansar cómodamente. Tras hacer el necesario cheking en el hotel llegamos a Clisson en torno a las diez de la noche. Como es habitual el primer problema es lograr aparcar a una distancia razonable del recinto del festival, algo nada fácil. Pero una vez hecho y ya en el recinto festivalero hicimos el proceso de acreditación en muy pocos minutos. Y como todos los años con una gran amabilidad por parte de la organización. Eso parece baladí, pero es agradable sentir como te dan la bienvenida todos los años tan cordialmente.
Nada más entrar al pre-recinto nos encontramos la primera sorpresa de este año: el Metal Market, otros años dentro del propio recinto, se ha sacado fuera para permitir mayor espacio. Con mejoras como el asfaltado de la zona, se conforma una plaza rodeada de tiendas, puesto de primeros auxilios, además del propio Metal Market, en el que como es habitual en los festivales europeos es fácil encontrar casi de todo. Especialmente las ofertas de discos y DVD´s a precios muy competitivos, 5 €, y todo tipo de merchandising.
Otra sorpresa, esta no precisamente positiva, fue ver que desde este pre-recinto se accedía a la zona de acampada mediante un puente construido con unas escaleras muy difíciles de subir con todos el equipamiento que para un evento de estas características lleva la gente que va a acampar. Ese es un punto a tener en cuenta para otras ediciones puesto que las quejas eran generalizadas. Y también el de incrementar los bares disponibles durante el primer día, absolutamente saturados por miles de personas que comenzaban a llegar en riadas de metaleros ávidos de festival.
Tras saludar a decenas de viejos conocidos, y es que Hellfest ya recibe tantos españoles que es difícil no encontrarse allí amigos, comprar unos primeros tokens para probar el vino de la zona, regresamos a Nantes con ganas de empezar el festival propiamente dicho.
Día 2. Viernes 20 de junio
Primer día del festival y el día en el que la asistencia fue más masiva. Miles de personas desde las primeras horas para la jornada en la que Iron Maiden iban a ser los principales protagonistas. Mucho calor y bastante polvo, algo que sería la tónica general durante los siguientes tres días. Y de nuevo encontrarnos con un recinto decorado con detalles preciosos y llamativos. Los bares funcionando a todo meter, a razón de 2,5 € la cerveza (aproximadamente un tercio) y decenas de puestos de todos tipos de comida. Muchos fans disfrazados, en algo que parece se ha convertido en una tendencia imparable en los últimos años (afortunadamente han desaparecido las dichosas banderas gigantes que hacían casi imposible ver bien algunos conciertos) y sobre todo música, mucha música.
Comenzamos nuestra agenda de conciertos viendo a Powerman 5000 que nos resultaron una banda curiosa aunque lejana de lo que los Corsarios solemos disfrutar. También estuvimos viendo un rato a M.O.D. la banda de Billy Milano, inmenso de tamaño y potencia escénica, haciendo las delicias de los amantes de los sonidos más duros. Y tras su tempestad sonora le dedicamos un rato a unos Therapy? que cada vez resultan menos interesantes. De nuevo saltamos a los sonidos duros de Death Angel durante un rato para encontrarnos con la primera decepción en cuanto a bandas: Rob Zombie. Repitiendo básicamente los shows que hemos tenido ocasión de verle los últimos años aunque menos entregado que en otras veces (mismamente hace un par de años también en este festival).
Pero como he comentado, la mayoría de los miles de asistentes el viernes estaban allí para ver a Iron Maiden. Miles de camisetas de la doncella y con el público absolutamente entregado, podían haber hecho un concierto para cubrir el expediente, pero no fue así. Gran show, sonando a muy buen nivel y con un Dickinson por el que no parecen pasar los años, Maiden volvieron a demostrar que son los más grandes y que por veces que uno les vea jamás deja de salir con una sonrisa en los labios al final de sus conciertos.
Tras Maiden vimos a Slayer, aunque no durante demasiado rato, al parecernos que salían a hacer su show sin muchas más pretensiones y terminamos la jornada con Sabaton, otra banda en ascenso imparable y que pese a cerrar el primer día y con la gente ya muy cansada, cuajaron una actuación excelente, plagada de guiños a la audiencia, bromas y, como no, de música épica y poderosa...
Texto: Fernando Checa
viernes, 18 de julio de 2014
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