Viajar fuera de España con motivo de disfrutar un festival fuera de nuestras fronteras es una costumbre que tratamos de llevar a cabo desde hace algunos años. Es la mejor forma de observar in situ formas distintas de entender y de vivir la música, el Hard Rock y el Heavy Metal. Y dado que solemos ser muy críticos en no pocas ocasiones con lo que se gesta en esta piel de toro, no podríamos hacerlo de forma correcta sin tener otras perspectivas que lo avalasen. A ello se le suma que hay carteles en los festivales europeos casi imposibles de disfrutar en nuestro país y que unas minivacaciones nunca vienen mal, especialmente cuando se hacen a costa de disfrutar de buena compañía y buena música.
La elección de Hellfest este año venía avalada por las buenas críticas que el festival va cosechando año tras año, por la relativa cercanía de Clisson (Nantes) a España y su buena comunicación a un precio asequible y, por supuesto, un cartel de impresión, de esos que quitan el hipo y que no permite que haya nadie que quede insatisfecho.
Decenas de bandas, de todos los estilos, desde las más clásicas a las jóvenes promesas. Desde el Hard Rock más puro hasta la tralla más brutal. Casi imposible espacio para el aburrimiento y con conciertos marcados en rojo como imprescindibles. Teníamos muchas ganas de ver a los cabezas de cartel, a SCORPIONS, en lo que parece ser una despedida sin fin desde que comenzaran esta larga gira a mediados del pasado año; a OZZY para quitarnos el mal sabor de su esperpéntico concierto en Zaragoza hace un par de años; a JUDAS PRIEST, marcados por la sempiterna polémica sobre si Halford puede o no cantar como el Metal God que todos admiramos… Pero también queríamos disfrutar con clásicos como THIN LIZZY, UFO, THE CULT o IGGY POP.
Resumir tres intensos días de festival en pocas líneas sería arduo, pero podríamos decir que, en primer lugar, el festival se define por un éxito superlativo de asistencia de público. Excesivo incluso. Y es que los 70.000 asistentes totales que, según la organización, llenaron el recinto del festival son excesivos en cualquier recinto. Suponen un incremento de las incomodidades y aunque el público de los festivales europeos es bastante tranquilo, resulta chocante tener que perderse a un grupo para poder situarse con unas mínimas garantías de visión del siguiente.
Por otro lado, el eclecticismo de las bandas que conforman el cartel puede llevar a que el festival navegue en la indefinición. Lo que comenzó siendo un festival extremo se ve jalonado ahora con bandas que en nada tienen que ver con esos estilos musicales y que, lógicamente, hacen que los públicos sean muy variados. Dicen que la mezcla es interesante y tal vez así sea, pero al final las indefiniciones pueden llevar al festival a pagar caro su éxito y apertura (que desde aquí no criticamos sino sólo exponemos).
Respecto a los conciertos, la verdadera razón por la que nos desplazamos hasta Francia, merecen una nota general de notable alto. Es verdad que hubo shows fantásticos, algunos sorprendentes y otros sencillamente patéticos. Pero con decenas de bandas es absolutamente imposible que todos luzcan al primer nivel. Así pues, del viernes, el día inicialmente menos interesante para nuestros gustos destacaría un correcto concierto de THE CULT, con Ian Astbury fondón y lejano a la superstar que fue en su día, un tanto achispado, algo especialmente notable en los primeros temas, pero que fue de menos a más. Lástima que tardaran en entrar en el set y que al final terminasen recriminando a la organización que les cortaran el sonido. Numeritos como lanzar la batería al foso con mala leche no sirven más que para recordar que en un festival hay que mantener los tiempos so pena de corte de sonido.
En el apartado positivo del viernes brillaría también un fantástico concierto de MONSTER MAGNET. Alejados del escenario principal, en una de las carpas, atrayendo a todos los que escapaban aterrorizados del pseudoconcierto de MAYHEM, MONSTER MAGNET montaron un concierto stoner que nos dejó boquiabiertos a todos los presentes y que les sitúa entre los triunfadores por derecho propio de todo el festival.
En el apartado negativo, o al menos entre las bandas que se mantuvieron en un tono discreto habría que situar a ROB ZOMBIE, con un set mucho más corto del inicialmente pactado, y que dejó a los miles de asistentes tan fríos como el propio clima francés. Tampoco IGGY POP hizo un gran concierto. Aunque en este caso al menos su fibrosa figura y su gesticulante presencia si colmó las expectativas de los asistentes. El problema es que el bueno de Iggy canta cada vez peor y la banda que le acompaña (sus míticos THE STOOGES) tampoco ayuda, de forma que su concierto se limitó a sonar como una mediocre banda de punk que fue perdiendo interés según iba avanzando. Y finalmente, los ya renombrados MAYHEM, que no por esperado volvieron a demostrar que resulta increíble que a semejantes individuos les contraten para subirse a un escenario.
El sábado se nos presentaba con un cartel mucho más apetecible y del que destacaron dos conciertos por encima de todos, el de U.F.O., con una banda absolutamente pletórica y en forma, incluso con Phil Mogg con una castaña más que notable. Haciéndonos bailar y cantar e incluso conjurando a las nubes para que dejaran pasar al sol por unos minutos. Y a la par otros clásicos, THIN LIZZY, con la incorporación acertada de Ricky Warwick en el apartado vocal, que lejos de resultar chocante (evitando talibanismos sobre la falta de Lynott) convierte los temas de THIN LIZZY en delicadas piezas de Hard Rock perfectamente actualizadas a nuestra época.
Por otro lado, dentro de los grandes conciertos del día, habría que destacar una vez más a KREATOR. La tralla brutal pero hecha con gusto, sin perder la melodía. Hicieron que pese a habernos alejado unos metros del escenario en el que tocaron para poder estar cerca de SCORPIONS, disfrutáramos de lo lindo con clásicos del Thrash Metal de calidad.
Y hablamos de SCORPIONS, uno de los platos fuertes del festival, a los que teníamos muchas ganas de ver de nuevo y que para nuestra desgracia hicieron un concierto para pasar el expediente y se quedó solo en uno de esos bolos correctos pero por los que no recordaremos a los germanos. Por supuesto musicalmente son impecables, su producción es vistosa, y tanto Rudolf como Kottak se convierten en el centro de todas las miradas. Pero hoy necesitamos algo más. Especialmente en la exigencia a la voz de Klaus, muy justita. E incluso al compromiso en directo de Mathias. Sería un error decir que SCORPIONS dieron un mal concierto. Pero tampoco sería correcto decir que su concierto fue bueno. Y en una banda de su historia eso lo dice todo.
En el apartado de las decepciones del sábado situaríamos a BLACK LABEL SOCIETY, con Zakk Wilde definitivamente empeñado en alargar hasta el infinito solos insufribles y resultando realmente aburrido y CORONER, míticos pero venidos a menos y que acabaron con todo su crédito en poco tiempo haciendo desfilar a buena parte del público hacia la salida en pos del descanso para llegar al último de los días del festival.
El domingo contaba con tres megabandas que, finalmente serían tres de los mejores conciertos del festival. MR. BIG arrancando un recital simplemente excepcional, con muchísima clase y fuerza, sin lugar para la ñoñería, dejando atrás baladas y dedicándose a mostrar que el Hard Rock es esa música que es imposible dejar de escuchar sin mover los pies y bailar; JUDAS PRIEST, con la mayor de la expectación por ver a Richard Faulkner y al Metal God y su voz. Y alcanzando una nota sobresaliente, demostrando que JUDAS PRIEST siguen muy vivos y que todavía son capaces de hacer disfrutar a miles de personas cuando están sobre un escenario. Con un set list renovado, muy compenetrados y sonando tan poderosos como solo ellos pueden hacerlo. No cabe duda, el Heavy Metal lo escribieron ellos y, a día de hoy, lo siguen haciendo.
Y por último, el loco maravilloso. El personaje de los mil tatuajes y las mil cogorzas. Ozzy Osbourne (y su actual banda) que no dejó absolutamente satisfechos con un concierto plagado de temas clásicos y en el que por fortuna olvidó incluir canciones de sus últimos discos. Muy bien Gus G. en el plano guitarrero y excepcional la presencia escénica de alguien que ni canta bien, ni se mueve bien y ni tan siquiera parece saber muy bien donde está. Puede parecer una paradoja, pero el conjunto final hace que cuando llega el momento de cantar “Paranoid” al final del show uno desea que vuelva a empezar. Gran concierto de OZZY, sin duda, para poner el broche perfecto al domingo.
Grandes conciertos y otros no tan impactantes. Gente, mucha, de todas partes de Europa. Y buena organización, con agradecimiento especial por su trato con la prensa que permite que en el festival se trabaje perfectamente. Un Festival que, salvo bandazos inesperados, puede convertirse en la gran alternativa europea a la “meca” alemana de Wacken. Sin duda, el año próximo estará entre nuestras alternativas veraniegas…
Fernando Checa
sábado, 23 de julio de 2011
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